miércoles, 3 de noviembre de 2010

Relato: "Sonrisas bajo la lluvia."

Hace algunos meses oí, por pura casualidad, una canción que contaba una historia:
“La historia de una chica, la cual había jurado que jamás le cantaría al amor. Pero un día llego alguien. Alguien que le hacía sonreír con tan solo despertarla por la mañana con un beso en la mejilla, o abrazándole cuando veían una película de miedo juntos. Iban pasando los días, los meses… y ella comenzó a tener miedo de no poder prescindir en un momento justo de la presencia de él. No lo pudo soportar más, así que un día lluvioso huyó lejos, muy lejos, dejándolo todo atrás sin pensar en nada. Sólo huía. Por su mente comenzó a pasar la historia de su vida, pero estaba vacía, faltaba alguien… La lluvia se detuvo mientras ella alzaba la mirada hacía el cielo, entonces lo comprendió. Faltaba él. Volvió a su lado cuan rápido pudo y lo vio dormido en la cama. Cerró los ojos, se tumbó a su lado y decidió no volver a irse jamás de allí. Le amaba.”

Justo hoy me he acordado de esta canción, de cómo vi la carátula de un CD en la sección de ocio de unos grandes almacenes, y de cómo sentí que necesitaba oír esa canción. ¿Nunca os ha pasado que necesitáis hacer cosas absurdas porque sino no os vais a quedar tranquilos, cosas como rozar con el dedo meñique todas las esquinas o desmontar los bolígrafos para ver lo que llevan dentro? Pues a mi sí, y lo hice.

Al llegar a mi casa metí el disco en el reproductor de música que siempre había estado en mi habitación y nunca usaba. Puse la primera canción, y sonó.
Sonó una canción que había oído desde bajo de una venta hacía muchos meses, ya que en aquel momento algo me decía que tenía que hacerlo.

En el momento la volví a oír, sonreí, y lo hice porque esa canción me hizo recordar el como, desde hacía unos años, había dejado todo y me había arriesgado a ser feliz con alguien a quien necesitaba. Además, gracias a aquellas notas, lloré por primera vez desde hacía mucho tiempo.

Relato: "Esta vez, no es mi culpa."


Hablemos de sentimientos, de lo extremadamente precioso que es enamorarse, ser feliz con esa persona, contar los días que faltan para que llegue el día X en que empezasteis a salir. Lo bonito que es recibir una carta mal doblada llena de ‘te quiero’ el día de San Valentín acompañada de una rosa roja. Es perfecto, te sientes como en una nube, te sientes dispuesto a estar con esa persona para toda la vida, querer casarte con él, que te abrace y te susurré que te va a bajar la luna cada día, empiezas a soñar el vivir siempre con él, en ser la Señora de…, sonríes sin más, solo quieres verle a el.
Ves por sus ojos, sientes lo que el siente, serías capaz de matarte tu misma para que el fuese un segundo más de su vida feliz. Sueñas con él cada noche, llenas las libretas con su nombre. El amor es precioso…

Esto es una gran mentira.

Lo bonito del amor son los momentos felices, porque por cada momento feliz hay uno triste lleno de lágrimas, sollozos, ganas de romperte los nudillos contra cualquier pared, ganas de que te de un ataque de tantísimo llorar y de morirte.
Cuando todo se tuerce y te das cuenta de quien te dice cada mañana y cada noche que te ama con todas sus fuerzas, que podría incluso destrozar el universo por ti… también te dice cosas que te hacen llorar y plantearte si seguir con vida.
Ahí es justo el momento en que te dan ganas de coger cualquier cosa que te pueda cortar y clavártela en el pecho.

Hoy por hoy. Me pienso ir a la tumba sin volver a amar a nadie que no sea a mi misma.