lunes, 4 de abril de 2011

(NO NAME) - Capítulo I: "Lek."

Amanecía como cualquier otra mañana en casa de los du Ciel.  Annick preparaba una taza de café para su marido, Cristophor, quien leía distraídamente el periódico del día. La tormenta había dado paso a una mañana fría pero sin nubes. Aquel día  no iba a llover.
Como de costumbre, Elektra bajó a la cocina en pijama, con los ojos medio cerrados y arrastrando el cojín, que usaba para dormir, por el suelo.
-Bonjour chérie – saludó Annick mientras le servía el café a su esposo- ¿qué tal has dormido?
-Tan mal como siempre que hay tormenta mamá- dijo Elektra a la vez que recogía los cereales que se le habían caído al suelo.
-Bueno ya estarás acostumbrada cariño…-dijo Cristophor dejando al lado el periódico para tomarse el café- el que no puedas dormir por las tormentas te pasa desde muy pequeña.
-Ya papá, pero no sé… es algo que no entiendo… los truenos no me dan miedo ni nada parecido, pero no puedo dormir con ellos rompiendo el silencio.
Cristophor miró a su hija una última vez  y cogió el periódico para seguir leyendo.
Elektra subía a su cuarto para vestirse cuando se dio cuenta de la hora que era. Las once y media.
-¡Otra vez, no!-gritó ésta mientras se ponía sus vaqueros rotos, se cerraba el seguro del guardapelo  y sacaba del armario cinco camisetas para ver cual combinaba mejor - ¡Mamá dame las zapatillas por favor!, ¡Llego media hora tarde!
Justo tres minutos después se disponía a salir de su casa, echó a correr calzada arriba. Hacía mucho frío, ahora se arrepentía de haber escogido la camiseta morada de manga larga, hubiese necesitado un suéter.
Corrió y corrió hasta llegar a un parque cercano, inundado de barro y charcos que había dejado la tormenta de la última noche, donde saltó una valla con gran agilidad y se dispuso a correr entre la hierba húmeda. Se adentró bastante entre la maleza, hasta que por fin vio a lo lejos tres figuras sentadas en el suelo sobre un mantel de rallas.
Elektra llegó sin respiración y sonrió con gran dulzura ante tres pares de ojos bajo ceños fruncidos.
- ¡Lo siento!- comenzó ella- ¡tengo una excusa!
-Siempre la tienes Lek – dijo un chico moreno vestido con un largo abrigo desde el lugar más apartado del mantel- ¿qué ha pasado hoy?, ¿se te había estropeado el despertador?, ¿has encontrado un extraterrestre delante de tu casa y has tenido que llamar a la prensa? Sorpréndenos.
-No … simplemente es que he dormido mal por culpa de la tormenta.
-Es cierto-afirmó la chica del  traje violeta que estaba apoyada en el tronco de un árbol- los días de tormenta Lek no duerme bien y luego acaba durmiéndose en las clases de historia.
-Veis, ya lo ha dicho Darla… lo mío no siempre son excusas, Soul pero de todos modos, lo siento he llegado tarde, ¿ya habíais empezado?-preguntó Elektra.
-No, aún no,-dijo la chica rubia que estaba acostada sobre el mantel- estamos esperando a Bell.
-¿Aún no ha llegado? Qué raro, ¿se le habrá retrasado el avión?
Entonces se oyó un ruido, como de hojas y ramas apartándose a causa del paso de una persona, los tres dirigieron sus ojos hacia los árboles de los alrededores y vieron como aparecía una figura oscura de entre la maleza. Era Bell, vestido con sus vaqueros oscuros y una chaqueta con la capucha ceñida sobre su rostro.
-Hola chicos… he tenido una mala mañana, lo siento, estaba deshaciendo las maletas- sonrió quitándose la chaqueta manchada a causa del barro, dejando ver así su pelo rubio y sus vidriosos ojos azules- cuando queráis empezamos.

Elektra sonrió, le dio un abrazo a su amigo de la infancia y fueron a sentarse sobre el mantel junto a Soul, al cual ya se le veía más animado a causa de ver a su mejor amigo, a Darla y Lay.
Sí, era cierto, aquel día no iba a llover. Por el momento.

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